En el contexto del Día Mundial del Orgullo Autista, que se conmemora cada 18 de junio, te presentamos a nuestro nuevo columnista Corona, Mauricio “Cutto” López, director, productor y guionista chileno, que en los últimos años se ha dedicado a realizar activismo a favor de las neurodivergencias.
Cutto López es de esas personas que rompen todos los esquemas e ideas preconcebidas. De hecho, su historia es un tremendo ejemplo de la gran variedad de manifestaciones y expresiones de la neurodiversidad, y de cómo una persona que fue diagnosticada como autista en edad adulta ha logrado superar las barreras que le impuso una sociedad que no lo entendía en su infancia.
De hecho, explica que tiene borrado muchos episodios de esa época. “He ido construyendo mi niñez con los relatos de mi hermana melliza, mi mamá y papá. No tengo tantos recuerdos (…) Hasta los siete años fui una infancia no hablante, no hablaba nada y además era lo que los médicos calificaban como ‘una infancia sin intención comunicativa’, lo que quiere decir que no apuntaba, solo gemía (…) De esa frustración se basa actualmente mi activismo, ya que siempre distingo entre intención comunicativa y expectativa comunicativa, ya que mi mamá, papá y hermana me entendían todo (…) yo comunicaba, pero no como querían que lo hiciera”, relata.
De hecho, si bien en su casa siempre se habló de autismo, no fue diagnosticado tempranamente por no tener una discapacidad intelectual. En ese momento, el autismo era mirado desde una perspectiva única y sesgada.
No obstante, el punto de inflexión de su vida fue su ingreso a la universidad -estudió dirección audiovisual en la PUC- donde tuvo que lidiar con una diversidad de personas, que lo llevaban a desregularse a menudo.
En ese contexto, cuando cursaba por cuarta vez la asignatura de oratoria en la carrera de teatro. En medio de un ejercicio en clases, la profesora le recomendó solicitar un certificado en el neurólogo para aprobar el ramo, ya que comprendió que su situación no era la del promedio. En ese trámite, el médico tratante le mencionó el autismo y lo derivó a un siquiatra.
Esa frase “inocente” lo llevó a investigar en Google sobre el tema y quedó en shock. “Básicamente decía que eras una plantita en el mueble de una casa y me entró el pánico, porque además en esa época estaba saliendo del clóset y dije ‘no puedo, no me da, no quiero ser esto’; y lo guardé en un cajoncito (…) y a los 33 tuve una crisis grande (…) fui al siquiatra y me identificó como persona autista”, señala.
“Para mi el activismo tiene que ver con eso: la imagen no tradicional del autismo, porque estoy tatuado, soy muy corpulento, mido 1.84, entonces no encajo en el rostro del autismo que conocemos y genero un impacto visual (…) Yo fui una persona autista de check list a los 7 años (…) y ahora no, entonces hablo por quienes somos mal mirados por no responder al estereotipo (…) De repente estamos tan centrados en la imagen externa, que no nos damos cuenta que hay personas que tienen necesidades de apoyo y ajuste”, reflexiona.
La pasión de Cutto por el mundo audiovisual
Cutto es de intereses profundos -ama con locura a los tiburones e incluso nadó con ellos-, lo que lo lleva a profundizar en cada uno de los ámbitos que lo apasionan. Es así como fruto de un cáncer agresivo que tuvo su mejor amigo a los 16 años, se puso como meta estudiar medicina y particularmente toxicología para encontrar la cura al cáncer. Su intensidad lo motivó a ver todos los documentales posibles de Discovery Channel e incluso a escribirles a los expertos que aparecían allí (uno australiano le ofreció hasta una beca de estudio). Sin embargo, cuando su amigo falleció a los 18 años, se le cayó el mundo y congeló ese deseo.
Mientras estudiaba en el preuniversitario (en modo año sabático), un ex compañero de colegio que cursaba cine, lo animó a ver el mundo audiovisual como opción profesional, ya que pensó que su interés iba más por la observación que la investigación in situ. “Ahí me explotó la cabeza (…) yo no era el típico estudiante de cine, porque mi meta era otra, no era ser el cineasta en Cannes o Berlín, sino poder grabar documentales de vida salvaje y eso fue cambiando con la universidad, que me permitió ver el valor de la ficción (…) Entender sobre socialización a través de los personajes de los que escribo, me ayuda mucho a tranquilizarme respecto a mi propia socialización”, comenta.
Corona y las neurodivergencias
A partir de junio, Cutto escribirá una columna mensual en el blog Corona sobre neurodivergencia.
En ese contexto, está convencido que la accesibilidad universal asociada, por ejemplo, a tener espacios seguros y de silencio no solo beneficia a las personas neurodivergentes, sino a todo el mundo. Por lo mismo, valora mucho que en Corona estemos pensando en cómo adaptar nuestras tiendas a la neurodivergencia, pero con foco en la inclusión y no en la integración.
“No es para efemérides (…), tiene que ver con una conciencia de empresa”, concluye.