Autismo & salud mental

La salud mental en autismo ha sido un tema que ha sido invisibilizado por muchos años, pero cada vez hay más evidencia científica que indica que la co ocurrencia entre ambas es tremendamente elevada.

Se cree que en su gran mayoría es por el efecto del camuflaje social -fingir e imitar comportamientos neurotípicos para evitar el acoso y malos entendidos con el mundo que nos rodea- y la falta de empatía por parte de una sociedad que se niega a ver el autismo como una variación necesaria y natural del desarrollo cognitivo.

Hace poco salió un estudio (Cooper et al., 2022) que busca explorar cómo entender positivamente el autismo como una identidad (concepción neuroafirmativa), puede moldear el impacto de las condiciones de salud mental de jóvenes autistas.

Los desafíos en las condiciones de salud mental son muy comunes en la actualidad, tanto para la población neurotípica como para la población neurodisidente (neurodivergente). Existe una crisis de salud mental instalada y declarada en el mundo entero. Y, por desgracia, se ha reportado que estas son aún más comunes en personas autistas. Se estima que casi tres de cada cuatro personas autistas experimentan desafíos en su salud mental como estrés, ansiedad o depresión (Linden et al., 2023).

Por ejemplo, se estima que aproximadamente del 14 % al 50 % de las personas autistas tienen un historial actual o previo de depresión (Hudson et al., 2019; Lever & Geurts, 2016; Rai et al., 2018), mientras que del 40 % al 80 % tienen un historial actual o previo de trastornos de ansiedad (Kent & Simonoff, 2017).

El camuflaje social y el bullying son grandes determinantes para el incremento de estas cifras.

Al autismo se le conoce popularmente como “un diagnóstico dado a las personas por profesionales, a través de herramientas diagnósticas y observación clínica”, pero también y gracias a la concepción neuroafirmativa, cada vez es más común que personas vean al autismo como una identidad que las representa, a través de la auto identificación(Cooper et al., 2022).

Existe evidencia de que les adultes autistas tienen un “mejor bienestar psicológico” cuando sienten más solidaridad y representación con otras personas autistas y se sienten bien acerca de ser autistas.

Se le preguntó a 121 personas autistas de entre 15 y 22 años sobre ansiedad social y bienestar psicológico. También preguntaban qué tan satisfechos se sentían de ser autistas (satisfacción) y cuánta solidaridad sentían con la comunidad autista (solidaridad).

Les jóvenes autistas que tenían una mayor satisfacción con el autismo tenían un mejor bienestar psicológico y una menor ansiedad social.

Entonces, ¿Cómo podríamos promover el bienestar de personas autistas?

  1. Promover un sentido equilibrado de identidad autista, incluyendo elementos positivos y reconociendo los desafíos, así fomentar el bienestar de los jóvenes autistas con respecto a su identidad.
  2. Los médicos deben ser conscientes del lenguaje que utilizan al brindar un diagnóstico (Brown et al., 2021) y ofrecer una descripción del perfil de fortalezas, así como de los desafíos que significa ser una persona autista.
  3. El apoyo posdiagnóstico para darle sentido a la identificación autista, aprovechar las fortalezas y adaptarse a los desafíos garantiza el correcto navegar de sus identidades hasta la edad adulta (Crane et al., 2021; Gordon et al., 2015).
  4. Los entornos en línea pueden brindar un espacio para que jóvenes autistas se reúnan y desarrollen un sentido de comunidad e identidad postivo (Brownlow y O’Dell, 2006).

En conclusión, tener más información y estar en paz con la propia identificación autista, se asocia con un mayor bienestar y condiciones de salud mental en adultos jóvenes autistas.