En Corona buscamos llevar nuestra ropa y contenidos a todas las personas sin etiquetas. Por ese motivo decidimos incluir la lengua de señas en nuestras comunicaciones. La persona que nos apoya en ese proceso es la periodista e intérprete en lengua de señas chilena, Macarena Nieto Ramírez, quien nos contará más detalles de su labor en el mes que conmemoramos el Día Internacional de las Lenguas de señas.
Para Macarena adentrarse en el estudio de la lengua de señas chilena fue la oportunidad para conocer el contexto no solo de las personas sordas, sino también de la discapacidad en el país. Así también le permitió resignificar su rol como comunicadora, en el entendido que el conocimiento construye realidades y es poder. “Quienes poseemos el conocimiento tenemos que tener la capacidad de compartirlo y de hacerlo accesible a todas las personas”, afirma.
En ese sentido, cree que el reconocimiento estatal de la lengua de señas además de ser beneficioso para la comunidad de personas sordas, también lo es para los intérpretes de lengua de señas, ya que amplía su campo laboral y sus posibilidades de perfeccionamiento. “En Chile no existe una formación profesional de intérpretes de lengua de señas. Es todo muy informal y tampoco hay muchas evaluaciones sobre nuestras capacidades (…) Entonces, en la medida en que se reconozca la lengua de señas y la urgencia de acceso de la comunidad sorda a la información y a los espacios sociopolíticos y culturales, permite que nosotros como profesionales, podamos mejorar la información que manejamos, nuestras habilidades, conocimientos, ir profundizando y especializarnos en las temáticas en las que podemos ejercer nuestro rol y nuestro labor como intérpretes”, explica.
Todo lo anterior, porque el principal reto de esta carrera -sobre todo para quien la ejerce siendo oyente como es el caso de Macarena– es que requiere de una formación permanente. “La lengua de señas, como cualquier otra lengua, es plástica, flexible. Todos los días se pueden ir creando señas o conceptos y formas nuevas de comunicarse. Por lo tanto, siempre hay que estar estudiando, participando, aprendiendo y preguntando a las personas sordas. Además, a falta de profesionalización, no hay un lugar al que pueda ir a actualizar mis conocimientos formales, sino que tengo que participar de la comunidad sorda. Idealmente, tener amigos sordos, conocer una diversidad de personas sordas para lograr la calidad que se requiere”, relata.
Todos estos esfuerzos, a la luz de la convicción de que su espacio como intérprete es como puente comunicativo, mediando la comunicación y entregando la información de la forma más fidedigna, adecuándola a su contexto cultural y social, ya que una mala interpretación puede empeorar la situación de las personas sordas.