La crisis de salud mental es una preocupación global, y es particularmente alarmante observar que los desafíos de salud mental son aún más prevalentes entre las personas autistas. Estudios recientes indican que casi tres de cada cuatro personas autistas experimentan condiciones como estrés, ansiedad o depresión (Linden et al,. 2023). Este panorama se torna más sombrío cuando se considera que entre el 14 % y el 50 % de las personas autistas tienen un historial de depresión (Hudson et al., 2019; Lever & Geurts, 2016; Rai et al., 2018), y entre el 40 % y el 80 % han enfrentado trastornos de ansiedad (Kent & Simonoff, 2017). Sin embargo, la divulgación y activismo de personas autistas en primera persona ha traído una luz de esperanza en este oscuro escenario: la creciente aceptación del autismo como una identidad, a través de la concepción neuroafirmativa.
Históricamente, el autismo ha sido visto principalmente como un diagnóstico clínico, basado en observaciones y herramientas diagnósticas. Esta visión, aunque crucial para el reconocimiento y la comprensión médica, a menudo ha llevado a la patologización del autismo, enfocándose en los déficits y deficiencias, en lugar de las fortalezas y la diversidad. Sin embargo, la concepción neuroafirmativa está cambiando esta narrativa. Cada vez más, las personas autistas y sus aliados, ven el autismo no solo como un conjunto de características diagnósticas, sino como una identidad valiosa y única.
Este cambio de perspectiva tiene profundas implicaciones para la salud mental de los jóvenes autistas. Investigaciones han demostrado que los adultos autistas experimentan un mejor bienestar psicológico cuando sienten una mayor solidaridad y representación dentro de la sociedad y tienen una concepción comunitaria de la identidad autista. Es decir, cuando se sienten orgullosos de ser autistas. Esta conexión positiva con su identidad puede ser particularmente beneficiosa para los adolescentes autistas, quienes a menudo luchan con la ansiedad en contextos sociales. Una identidad autista afirmativa, con un enfoque positivo, puede mitigar estos sentimientos de ansiedad, proporcionándoles herramientas para lidiar de mejor forma con una sociedad que aún busca patologizar el autismo. Construyendo el autismo, de forma personal y comunitaria, desde la aceptación y el orgullo.
Este 18 de Junio, la comunidad de adultos autistas, conmemora mundialmente el Día del Orgullo Autista. Sentirse en paz con la propia identidad y encontrar solidaridad en una comunidad afín, no solo incrementa el bienestar de las personas, sino que también fortalece la resiliencia frente a los desafíos sociales y emocionales. La aceptación y el orgullo autista promueven una autoimagen positiva, lo que es crucial para contrarrestar los efectos negativos del camuflaje social y el bullying, que son factores determinantes en el incremento de los trastornos de salud mental en esta población.
Promover una perspectiva neuroafirmativa del autismo es más que una cuestión de semántica o filosofía. Es una estrategia esencial para mejorar la calidad de vida de las personas autistas. Fomentar el orgullo autista y una identidad positiva puede transformar experiencias de vida, reduciendo la incidencia de desafíos de salud mental y mejorando el bienestar general.