La diversidad no solo se expresa en las múltiples formas de crianza, sino también en los tipos de familia que promovemos en Corona. Es así como Rossana (Ro) Malchuk e Inés (Ine) Espinosa, también conocidas como Una familia X, se han convertido en parte de nuestra imagen del Especial del Día de la Madre. Hoy conocemos más sobre su maternidad x 2.
La historia de amor de Rossana e Inés -que pueden conocer en detalle en su cuenta en Instagram Una familia X– ha tenido momentos memorables e icónicos, pero ninguno tan significativo como el nacimiento de sus hijos Max y Ana Filippa, quienes transformaron su cotidianidad.
Ambas lo confirman y señalan que el principal desafío de esta etapa ha sido compatibilizar su vida en pareja con esta nueva faceta, en la que han cambiado sus prioridades, han tenido que ser más flexible respecto a sus expectativas y se les ha hecho difícil encontrar tiempo para compartir.
“Cuando creíamos haberlo ‘dominado’ y teníamos instalada una nueva dinámica familiar, llega nuestra segunda hija a seguir desafiandonos. Lo que ha sido esencial es la comunicación entre las dos, tener acuerdos que nos permitan equilibrar los tiempos, repartir bien las tareas de acuerdo a nuestros gustos y habilidades”, afirman.
Desde esta perspectiva, cuando les preguntamos cómo se definen como mamás, no dudan en responder: “como un gran equipo”. Ello porque dicen ser muy complementarias, lo que les permite acompañarse, crecer juntas y aprender la una de la otra.
De hecho, dicen que Max ve a Ine como la mamá chistosa (lúdica y que lo hace reír y jugar) y a Ro como la mamá amable y amorosa (apapachadora y cariñosa). “Sin embargo, con el tiempo hemos ido cambiando y desarrollando ese ‘otro rol’ que antes era tan propio de la otra. Con la llegada de su hermana Ana Filippa esto ha sido más evidente, ya que ha implicado que la Ro tenga más tiempos de compartir y jugar con Max y yo, al tener que estar más atenta a su hermana, he tenenido más tiempo de regaloneo”, relata Inés.
Estas circunstancias, pero también sus dinámicas de pareja, las han llevado a adoptar ciertos roles, que su hijo distingue con maestría. “Creo que efectivamente se ha dado que una es más estricta y la otra más laxa para ciertas cosas, pero no es un rol tan rígido, depende demasiado de la ‘temática’ de qué rol toma cada una, por lo que consideramos que somos bien equilibradas en ese sentido. Definitivamente las dos tenemos nuestros puntos débiles para algunos temas”, confiesa Ro.
Ahora bien, ¿cómo les gustaría que sus hijos las describieran como madres?, las interrogamos. Y nos cuentan emocionadas que les gustaría que las consideraran su lugar seguro. “Como esas personas en las que pueden confiar siempre y que los aman incondicionalmente. Eso es algo que les repetimos todos los días, ‘te amo cuando estoy contenta, cuando estoy triste, cuando me enojo contigo, cuando estoy cansada y cuando tengo toda la energía. Te amo incluso cuando estás enojado conmigo. Te amo siempre porque soy tu mamá y tú eres mi hijo y no hay nada que puedas hacer para que te ame ni una gota más ni una menos’”, comentan.
Finalmente, si tuvieran que dejar un legado de crianza a sus hijxs, ¿cuál sería?, insistimos. Ro e Ine se miran y expresan a coro, que les gustaría enseñarles el tremendo valor que tiene la diversidad. “Es esa diversidad la que enriquece al mundo y no lo decimos como una frase cliché. Es la capacidad de conectar con la humanidad de las demás personas más allá de todo lo que nos diferencia”, rematan.