A pesar de que el Mindfulness parezca la nueva moda fugaz en el campo del bienestar y la meditación, no estamos ante un fenómeno de reciente creación: sus orígenes se remontan hasta finales del siglo VII a.C., momento histórico íntimamente ligado con la aparición del Budismo.
Desde hace algunas décadas, la fusión de tradiciones y estilos de vida entre Occidente y Oriente ha supuesto una revolución cultural. Los desafíos de la globalización han llegado a todos los ámbitos provocando grandes transformaciones, de las cuales hoy formamos parte.
El Mindfulness, también traducido como Atención Plena, es la conciencia que surge de prestar atención de forma intencional a la experiencia tal y como es el momento presente, sin juzgarla y sin reaccionar a ella.
El Mindfulness como concepto, podríamos decir que es relativamente nuevo, si lo comparamos con la cantidad de miles de años que está presente el Budismo; sin embargo, el Mindfulness aparece como una práctica basada en evidencias, es decir una práctica secular que no tiene relación ni sustento en lo religioso (como podríamos relacionar el Budismo), y se originó también para poder comprobar y cuantificar la efectividad de su uso en la vida de quienes lo practican y sus repercusiones en la reducción del estrés.
Además como método de regulación y prevención de enfermedades condicionadas por vivir permanentemente en situaciones de estrés. Su precursor es Jon Kabat–Zinn.
Las intervenciones de práctica formal de Mindfulness involucran:
Meditación sedente; Meditación caminando; Escaneo corporal; Atención a la vida cotidiana; Alimentación consciente; Ejercicios de Hatha Yoga; entre otros.
El enfoque meditativo, la práctica de la atención plena y su aplicación en la reducción del estrés, la depresión y la ansiedad, entre otros, han sido algunas de sus consecuencias más benéficas.
Los principios básicos del Mindfulness son el estar en el “aquí y el ahora”, llegar a conectar con nuestro yo interior, con una mentalidad de apertura a la experiencia y no enjuiciamiento, con una actitud de compasión hacia uno mismo y hacia los demás.
Estableciendo como base que lo que provoca malestar o ansiedad no son los eventos, sino como vinculamos las emociones ellos.
El Mindfulness es, en última instancia, un acto de amor… con la vida, con la realidad y con la imaginación; con la belleza de nuestro ser, con nuestro corazón, con nuestro cuerpo, con nuestra mente y con el mundo.
Durante las últimas décadas, el Mindfulness ha tenido una influencia significativa en las psicoterapias occidentales, obteniendo resultados muy prometedores para solucionar distintos problemas de salud mental como lo son el estrés, la ansiedad, los trastornos asociados al sueño, la depresión, entre otros, mejorando la calidad de vida e incrementando el bienestar de quienes lo practican.